Por: Rvda. Gilda Orlandi Sánchez
lunes, 16 de diciembre de 2024
«El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de
sombra de muerte, luz les resplandeció». Mateo 4:16
Con la entrada de Jesús al mundo, con la llegada del Dios encarnado, irrumpió
la luz en medio de las tinieblas. El mensaje del profeta Isaías, citado por el
evangelista Mateo, no fue dirigido sólo al pueblo de Israel, es también para usted
y para mí, para todo aquel que anda en tinieblas.
Jesús vino al mundo para iluminar nuestra vida con la verdad, para sacarnos de
la oscuridad del pecado, para despejar toda confusión de nuestra mente y
traernos paz. Para guiar nuestros pasos por sendas de bien y conducirnos a la
vida eterna.
La llegada de Jesús al mundo es lo que celebramos en estos días.
Es tradición mundial el adornar los hogares, las tiendas y las ciudades en casi
todos los países con hermosas guirnaldas de luces. Se iluminan los lugares y se
iluminan los corazones con una alegría contagiosa. Es casi imposible imaginar
una navidad sin luces.
Recordemos cada vez que veamos una bombilla encendida, el significado de
estas fiestas. De nada nos valdría adornar nuestro hogar con millares de
lucecitas de colores, si la luz de Cristo no ha alumbrado aún nuestros corazones.
Permitamos que la luz de Cristo nos llene, dejémosle entrar en nuestro aposento
interior. Su luz admirable disipará toda tiniebla de nuestra vida, echará fuera el
temor, nos llenará de Su paz y nunca volveremos a ser los mismos.
¡Que esta Navidad sea una llena del resplandor de Jesús en nuestras vidas,
para que, con esa misma luz, iluminemos las vidas de tantos a nuestro alrededor
que aún viven en tinieblas, esperando a alguien que les tienda la mano!
La Rvda. Gilda Orlandi es ministra ordenada de alas Iglesias Bautistas de
Puerto Rico. Actualmente es la pastora interina de la Primera Iglesia Bautista
de Río Piedras.
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