lunes, 15 de julio de 2019
El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor, pero el que se apiada del necesitado le honra. Proverbios 14:31 Ante lo acontecido en nuestro país, nos es imposible guardar silencio. El pueblo de Puerto Rico atraviesa por uno de los momentos más difíciles de nuestra historia moderna. Las secuelas de los huracanes Irma y María, aunadas a la ya preexistente maltrecha situación económica, la crisis fiscal en el gobierno, a la violencia y el desempleo se suman a los recientes arrestos de altos funcionarios que sirvieron en áreas de educación y salud y a las expresiones del gobernador y su círculo de colaboradores más íntimos. Todo esto ha descorazonado al pueblo.
Afirmamos que las expresiones realizadas en este chat son contrarias a los valores de nuestro pueblo puertorriqueño. Como iglesia creemos que la dignidad de todo ser humano es sagrada. Las personas electas democráticamente para dirigir nuestro país deben ser capaces de promover y preservar la dignidad de toda la ciudadanía, incluyendo a mujeres, las personas obesas, la comunidad LGBTTQA, adversarios políticos y de aquellos que viven sumidos en la pobreza. Es inaceptable que nuestros más altos funcionarios de gobierno, en medio de una crisis, se enfocaran en manipular la opinión pública en vez de enfocarse en conseguir los recursos para atender las necesidades apremiantes del pueblo. La corrupción es igualmente inaceptable. La corrupción empobrece y afecta la calidad de vida de todos en el país, pero sobre todo la calidad de vida de los más vulnerables. Necesitamos que aquellos que desean trabajar para el pueblo vengan a servir y no a ser servidos.
Invitamos al gobernador a la reflexión, y a que actúe privilegiando el bienestar del país sobre sus propios intereses. Reconocemos que el gobernador ha pedido disculpas y que nuestro Salvador, Jesucristo, nos llama al perdón, pero también reconocemos que el arrepentimiento debe venir acompañado de acciones que lo demuestren. Por otro lado, la otorgación del perdón no exime de enfrentar las consecuencias de sus acciones. El patrón de conducta del gobernador lo descalifica para llevar las riendas del país.
Es por esto que nos unimos a los reclamos del pueblo que pide que renuncie a su posición como gobernador de Puerto Rico. Como bautistas creemos en la libertad de conciencia y en el derecho a la libre expresión y por esto apoyamos la manifestación pacífica del sentir del pueblo.
Invitamos a nuestro pueblo a unirnos en oración por todas las personas que se vieron afectadas directamente por las expresiones del gobernador y sus allegados. Pedimos oración por el pueblo puertorriqueño, que ha recibido un golpe más y que seguirá sufriendo las consecuencias del mismo. Pidamos sabiduría para aquellos que ante los más recientes acontecimientos se aprestan a tomar decisiones que impactaran el futuro de Puerto Rico. Oremos también por el gobernador y su familia quienes también, probablemente, atraviesan por uno de los momentos más difíciles de sus vidas.
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