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Principios y Practicas Bautistas

Desde los primeros días del movimiento bautista, la eclesiología fue central para la unidad. Se agruparon alrededor de la visión de que la iglesia es una comunidad de creyentes, celebrando el bautismo y la Santa Cena, predicando el evangelio y organizando la vida congregacional.

 

La autoridad para la misión de la iglesia y el ministerio venía de Cristo, mediada a través de la comunidad de creyentes. En su afán por establecer su identidad bautista y distinguirse de otras comunidades de fe, los bautistas se hicieron muchas preguntas sobre sus creencias y prácticas.

 

Hoy en día, los ocho principios y prácticas bautistas aportan claridad y unidad a nuestra identidad bautista. Guían la forma en que logramos nuestra misión, influyendo en las principales decisiones congregacionales como personales, así como en los planes diarios del ministerio local.

 

En general, nos mantienen enfocados en el llamado único que Dios nos ha dado como iglesias bautistas en Puerto Rico. Los bautistas hemos establecido, afirmado, enseñado y practicado los siguientes principios:

  1. Iglesia de creyentes: Las personas vienen a ser miembros de la iglesia por la confesión voluntaria e individual de fe en Jesucristo.

  2. Bautismo de creyentes por inmersión: Afirmamos que, de acuerdo con las Escrituras, el bautismo bíblico es sumergiendo a la persona bajo el agua.

  3. La Biblia es la suprema y máxima autoridad en materia de fe y conducta: Afirmamos que no tenemos ningún otro documento sobre la Biblia que nos dirija en nuestra vida cristiana.

  4. Libertad de conciencia: Afirmamos que toda persona tiene el derecho de tomar sus propias decisiones respecto a su relación o no con Dios. Nadie puede decidir ni imponer en este aspecto.

  5. Autonomía e interdependencia: Afirmamos la interacción y asociación con otras congregaciones bautistas para alcanzarlo propósitos del Reino. Afirmamos al mismo tiempo la capacidad y autoridad de cada iglesia local para decidir sus asuntos. Este es un solo principio y no dos diferentes.

  6. Separación de iglesia y estado: Para poder hacer la voluntad de Dios, la iglesia no puede estar sujeta a los poderes de este mundo. Afirmamos que el estado no puede intervenir en los asuntos religiosos ni la iglesia en los de gobierno.

  7. Gobierno congregacional: Cada congregación local tiene la autoridad de gobernarse a sí misma, sin intervención de ninguna otra autoridad, sea eclesial o gubernamental.

  8. Sacerdocio universal del creyente: Dependiendo del autor que usted lea este aparece como principio o como doctrina. Significa que cada persona creyente tiene la capacidad de relacionarse con Dios directamente, sin intervención de sacerdote (todos y todas somos sacerdotes) y tiene la responsabilidad de ser sacerdote para otras personas.

Identidad Bautista

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