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Huracanes y Desafíos: El Presupuesto Federal y su Efecto en la Iglesia y las Comunidades Vulnerables

Por: Rvda. Laura I. Ayala Álvarez

lunes, 2 de junio de 2025


«Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos» Hechos 2:44-47 (RVR1960).


Al acercarnos al inicio de la temporada de huracanes, vivimos con la incertidumbre de si un evento atmosférico nos afectará. Sin embargo, hay un evento socioeconómico que se avecina, cuyo impacto «huracanado» en nuestro país es indudable. El pasado 2 de mayo, el gobierno federal presentó ante el Congreso la propuesta de presupuesto para el año fiscal 2025-2026. Muchos de los programas y servicios que atienden a las poblaciones más vulnerables en Puerto Rico dependen directa o indirectamente de estos fondos.


No es un secreto que Estados Unidos lleva años operando con un déficit presupuestario de miles de millones de dólares. A primera vista, reducir o eliminar dicho déficit parecería sensato. Sin embargo, la política pública del gobierno federal actual promueve reducciones precisamente en áreas que afectan a las poblaciones más vulnerables: minorías, mujeres, niñez, adultos mayores y temas ambientales, entre otros.


La propuesta presupuestaria busca eliminar iniciativas relacionadas con diversidad, equidad e inclusión, así como negar la afirmación del cambio climático, a pesar de que sus consecuencias —como el aumento en la frecuencia e intensidad de eventos naturales catastróficos— ya son palpables.


Los recortes más significativos afectarían a grupos minoritarios, mujeres jefas de familia, personas mayores de 60 años y a la niñez (menores de 18 años). Todos estos sectores representan un impacto directo en Puerto Rico, donde el 39% de la población vive bajo los niveles de pobreza. De manera alarmante, el 41% de las mujeres y el 54% de los niños se encuentran en situación de pobreza, y un 32% de la niñez vive en pobreza extrema. Actualmente, hay 7 municipios donde más del 70% de la niñez está bajo el nivel de pobreza. Estas estadísticas del 2023 ya son suficientemente graves y no incluyen aún el impacto de los nuevos aranceles impuestos a las importaciones, los cuales encarecerán aún más los productos básicos en la isla. Esto afectará gravemente a quienes viven de ingresos fijos, como los retirados/as.



En el contexto norteamericano, Puerto Rico es un territorio que no goza de igualdad en la distribución de fondos federales. Nada indica que esto cambiará. Muchos de los fondos, más allá de ser reducidos, pasarán a asignarse en bloque a los estados, lo cual genera incertidumbre sobre cuánto recibirá nuestro archipiélago y cómo serán utilizados localmente en áreas como la educación, vivienda y salud.


Le exhorto a que este próximo domingo, observe en su congregación: ¿cuántos son mayores de 60 años?, ¿cuántas son mujeres jefas de familia?, ¿cuántas familias tienen menores de 18 años? Pregunte, si aún no lo sabe: ¿cuántos dependen de ingresos fijos? No olvidemos que vivimos en islas vulnerables a eventos naturales cada año. Esta reducción de fondos ya está teniendo —o pronto tendrá— un impacto directo en los empleos que dependen de ellos, tanto en el sector público como en el privado y sin fines de lucro. Por tanto, considere también a quienes en su iglesia laboran en esos sectores. Estas observaciones le mostrarán el impacto que su iglesia podría enfrentar internamente. Haga lo mismo en las comunidades cercanas a su templo. ¿Qué le revela el Espíritu?


Sabemos que se avecinan tiempos difíciles, y las Iglesias Bautistas de Puerto Rico tenemos cuatro meses para prepararnos. Claro, podemos ignorar la advertencia y continuar con nuestra programación regular, pero eso no cambiará la realidad.


¿Qué podemos hacer?

  1. Comenzar de manera inmediata una evaluación de riesgo en su congregación. ¿Cuál es la posibilidad de reducción de ingresos?

  2. Lo más importante: identificar qué recursos tenemos disponibles: nuestros «activos» en recursos humanos, conocimientos profesionales, estructura física, vehículos, etc.


En estos próximos años, tenemos la maravillosa oportunidad de ser un faro de luz para nuestra congregación y nuestra comunidad. Esto marcará la diferencia en el testimonio público que daremos como iglesias bautistas e iglesias cristianas. ¿Repetiremos Hechos 2:41-47? La presencia del Espíritu Santo en medio del pueblo creó un impacto que trascendió a la comunidad… «Y el Señor añadía cada día a la Iglesia a los que habían de ser salvos».


Por otro lado, es tiempo de romper el silencio. Nuestra gente necesita hacer ajustes en sus hogares y prepararse para esta «temporada de huracanes» socioeconómica. Las escuelas bíblicas y estudios bíblicos pueden enseñar cómo la Biblia exalta la generosidad y nos brinda principios para ser buenos mayordomos del tiempo, talento, tesoro y la creación.


  • ¿Cómo podemos desarrollar proyectos solidarios?

  • ¿Podemos promover huertos caseros y comunitarios?

  • ¿Apoyar a nuestros niños y jóvenes con tutorías, mentorías y acompañamiento escolar?

  • ¿Abrir espacios participativos para personas con diversidad funcional?

  • ¿Convertir nuestros salones de educación cristiana en espacios de respiro para madres y cuidadores, o en sede de organizaciones de servicio?

  • ¿Usar las cocinas de nuestras iglesias para preparar alimentos accesibles para quienes pierdan el PAN («cupones»)?

  • ¿Pueden nuestros médicos, enfermeras y terapistas ofrecer servicios básicos o preventivos a quienes no tengan seguro médico?


Además, es urgente pedir a todos nuestros amigos y familiares que viven y votan en los Estados Unidos que tomen conciencia del impacto que esta propuesta tendrá sobre nosotros y sobre ellos. Debemos educarnos en el tema para poder ofrecerles datos que les ayuden a contactar por teléfono o correo electrónico a sus congresistas. La votación está proyectada para la semana posterior a Pentecostés, el 8 de junio.


¿Sabías que en los momentos de mayor reto, la iglesia del Señor se fortalece? A través de casi 2,000 años, la iglesia cristiana ha enfrentado desafíos inimaginables. Y siempre ha salido victoriosa. Esta vez no será la excepción, si tú y yo asumimos con responsabilidad nuestro rol como cuerpo de Cristo.


La Rev. Laura I. Ayala Álvarez es ministra ordenada de las iglesias bautistas de puerto. Es graduada de Drew University (con maestrías en Religión) y de la Universidad del Turabo en Gurabo, Puerto Rico. Actualmente es candidata al grado de Doctorado en Filosofía en Teología por la Universidad Interamericana en San Juan.

 
 
 
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