Por: Rvdo. Juan Ángel Gutiérrez Rodríguez
lunes, 20 de enero de 2025
«Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno; y qué pide. el Señor de ti,
sino que hagas justicia, y ames misericordia, y te humilles ante tu Dios».
Miqueas 6:8 RV 1960
La vida y pensamiento del reverendo King, es todavía hoy una luz que nos
puede iluminar el oscuro camino de la historia presente de guerra, violencia,
exclusión, destrucción, pobreza, opresión y odio. Es, también, una vida de un
compromiso profundo y sincero por la justicia, paz, liberación y no-violencia. Es
por esta razón que es un modelo para la construcción de una nueva sociedad.
Me gustaría compartir algunas pistas desde el pensamiento del Dr. King que nos
deben y pueden ayudar, como personas cristianas y como iglesia, a construir
una nueva sociedad.

Un elemento de sumo valor en la vida, pensamiento y ministerio del Dr. King fue
su fe. La fe en la idea de un Dios que trabaja en la historia humana. Nos dice el
Dr. King: «Cuando los hombres de las generaciones futuras vuelvan la vista
hacia estos días turbulentos y tensos por los que estamos pasando, verán cómo
trabaja Dios por la salvación de los hombres».
La fe en la idea de que este Dios que trabaja en la historia se manifiesta a través
de las acciones de los seres humanos que luchan por derrotar el mal. El Dr. King
nos dice: «...Dios trabaja por mediación de aquellos hombres que tuvieron
suficiente visión para darse cuenta de que ninguna nación puede sobrevivir
semi-esclava, semi-libre».
Una fe que se basa en que Dios es poderoso para derrotar el mal. El Dr. King
nos dice que: «mientras luchemos por derrotar el mal, el Dios del universo
luchará a nuestro lado. El mal muere junto al mar, y no sólo porque el hombre
luche incesantemente, sino porque Dios tiene poder para eliminarlo».
Estas tres aseveraciones, que son profundamente bíblicas, son cruciales en la
vida del Dr. King porque en ellas encontró apoyo y fuerza no solo física sino
espiritual para su lucha por la justicia y la paz. Sin esta seguridad de que Dios
trabaja en la historia humana a través del ser humano y que Dios tiene poder
para eliminar el mal en todas sus expresiones, podríamos caer en una actitud
pasiva o enajenante, de que los cristianos y cristianas, y por tanto la Iglesia, no
tenemos un papel que jugar en la transformación de las estructuras de opresión,
violencia y muerte en las que vivimos. Sin esta seguridad de que Dios trabaja en
la historia humana y trabaja por medio de hombres y mujeres que están
dispuestas a hacer suyas el plan de salvación, liberación, redención y que ese
Dios le acompaña y tiene poder para vencer la muerte y el pecado es lo que hizo
creíble y real el ministerio del Dr. King.
La vida y ministerio del Dr. King fue una vida de proclamación profética. Primero,
proclamó su fe con su denuncia del pecado en todo tiempo, lugar y
manifestaciones. Segundo, proclamó su fe en la praxis, en acciones, de
liberación para liberar del pecado. Tercero, proclamó su fe de un futuro nuevo y
transformado.
El Dr. King comprendía que el evangelio tenía una función redentora y
transformadora en medio de la realidad social, política y económica en la cual el
cristiano y la cristiana viven y la Iglesia proclama. El Dr. King nos dice: «El
evangelio trata del hombre total no solamente de su bien espiritual, sino material.
Una religión que tiene una preocupación por las almas de los hombres, pero no
se preocupa por los barrios de barracas, las condiciones económicas asfixiantes
y las condiciones sociales paralizadoras, es una religión espiritualmente
moribunda». Es decir, la salvación de la totalidad del ser humano, su ser social,
emocional, intelectual, político, económico y cultural. Es imposible separar una
realidad de la otra. Si separamos esas realidades estamos siendo infieles al
Evangelio del Reino del Dios que predicó Jesús y por el cual Él murió.
El compromiso con una proclamación profética (en palabras y hechos) es
fundamental para que la Iglesia pueda ser fiel al Evangelio. La denuncia del
pecado y de la realidad del pecado en todas sus manifestaciones debe ser
central es una vida de compromiso profético. El reconocimiento de la libertad y la
dignidad del otro o la otra y la humildad de reconocer nuestros pecados y errores
son centrales para la construcción de una nueva sociedad.
La iglesia y la pastoral bautista boricua debe profundizar su fe en un Dios que
nos ama y nos invita, junto a su Espíritu, a transformar nuestro país. También
debe fortalecer su predicación profética la cual hace real esa fe transformadora
con acciones y palabras de esperanza.
El Rvdo. Juan Ángel Gutiérrez Rodríguez es ministro ordenado de las
American Baptist Churches. Posee una vasta experiencia en la misionología,
siendo misioneros por muchos años destacado en América Latina. Posee una
maestría en Divinidad del Northern Theological Seminary de Illinois.
Comments