Celebremos la Vida
- Iglesias Bautistas de Puerto Rico
- 7 abr
- 3 Min. de lectura
Por: Pastora Abigail Castro González
lunes, 7 de abril de 2025
«Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Mas él fue herido por nuestras
transgresiones, molido por nuestras iniquidades; el castigo de nuestra paz fue sobre él,
y por su llaga fuimos nosotros curados» Isaías 53:4-5 (RV 1960).
«En un jardín hermoso, con tanta riqueza, fueron establecidas instrucciones de vida plena. Unas que se enfocaron en la esperanza. Sin embargo, tristemente, la desconexión con su Creador les alcanzó, dando paso a lo que es sumergirse en una vida de pecado, enconderse por la dureza y la vergüenza de su pecado. Caminar en vida y muertos en la relación con su Creador».
El pasaje de Isaías nos invita a reflexionar y a preguntarnos sobre la importancia de celebrar la vida, en el preámbulo a la Semana Santa. Un tiempo que nos detiene a evaluarnos camino a la Cruz, y frente a esta. Es recapitular en nuestras vidas el tiempo transcurrido, validando la misericordia de Dios para cada ser humano. Reconociendo que ante la vida de pecado que hemos dejado atrás, hemos tomado la decisión firme de ser fieles a Dios. Esto implica renunciar a cosas que bien pueden ser buenas y valiosas a nuestros ojos, pero cuyo fin nos desenfoca del propósito de mantenernos fieles al Señor.

Al seguir el camino hacia la Cruz, evaluamos nuestra trayectoria de vida cristiana. Una que demanda, cada día, obediencia al Señor, procurar hacer Su voluntad y responder a Su llamado, afirmando así la obra de redención, salvífica y la demostración genuina de Su perfecto amor. Es allí cuando podemos decir, como Stanislao Marino en su cántico Que Bueno es el Señor, cuyas líneas resaltan:
Yo quisiera que tú comprendieras,
La misericordia del Señor,
Yo quisiera que tú comprendieras,
Que tú vives solo por su amor;
Hoy te ha dado otra oportunidad,
Para que te limpies del pecado y de toda maldad.
Celebrar la vida mirando a la Cruz nos recuerda su símbolo de victoria y de la vivencia dolorosa de Jesús por nuestra causa, nuestros pecados y nuestras enfermedades. La celebración de la vida nos recuerda los versos del cántico donde expresa con profundidad de corazón lo siguiente:
Al pensar en la cruz y en los sufrimientos.
Las heridas en tu cuerpo,
Las espinas en tu frente.
La agonía y el dolor,
que pasaste por amor.
Tal vez no lo entiendo,
Pero hoy te agradezco Jesús y te lo confieso.
Gracias, por tomar tú mi lugar.
Gracias, pues tu muerte vida me da.
Mi alma, solo en ti descansará.
La razón de ser,
Eres la pasión de mi vida hoy.
Razón para reconocer la demostración del amor más grande que jamás hayamos visto, y es la entrega de su unigénito hijo Jesús en la Cruz, para librarnos de la muerte y otorgarnos vida eterna. Bueno es afirmar el escrito del Evangelio de Juan 3:16: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna». Vida eterna que nos traza cada día caminar de la mano del Crucificado y Resucitado, quien produce en nosotros el deseo de que nuestras vidas sean para adorarle, dignificarle, honrarle y darle toda la gloria.
¡Que cada segundo, minuto, hora, día, mes y año haya en nosotros el anhelo de vivir de acuerdo con su Evangelio, que son lecciones de vida para cumplir con su Palabra! Incluso siempre recordando que, hasta en Su resurrección, identificamos el poder de la vida sobre la muerte.
Mantengamos nuestra mirada enfocada en la Cruz, reconociendo la grandeza de la salvación en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Celebremos la vida afirmando, como el apóstol Pablo, «Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí» (Gálatas 2:20, RV1960).
¡Aleluya! Amén.
¡Dios te bendiga y guarde!
La pastora Abigail Castro posee una maestría en Divinidad del Semanario Evangélico de Puerto Rico. Es pastora endosada de nuestra denominación y actualmente pastorea la Iglesia Bautista Hosanna, Inc., en Canóvanas.
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