Por: Reverendos Carlos Bonilla y Mayra Giovanetti
lunes: 10 de febrero de 2025
«Y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe» 1ra Corintios 13:2 (RV60)
«Dejen que los niños venga a Mí», «Juventud, divino tesoro», «Corona de oro es la vejez»… para cada etapa, una frase. Cada vez debemos ser más conscientes de la importancia de la intergeneracionalidad, según el plan de Dios para el cuerpo de Cristo, donde cada etapa tiene un propósito y una enseñanza para todos. Toda persona es importante y tiene su lugar en el Reino de Dios.
En esta corta reflexión te invitamos a que con ternura veamos a la edad dorada, nuestra poblacion vieja. En las Iglesias Bautistas de Puerto Rico contamos con una amplia comunidad de la edad dorada, la cual se integra al Ministerio del Adulto Mayor. Son uno de los colectivos más activos que tenemos, y sus actividades son variadas, desde la diversión hasta las más profundas reflexiones bíblicas. Por años, vienen extendiendo la vida activa de quienes lo conforman dándoles relevancia y reconocimiento.

La vida sigue su curso, y eventualmente la juventud se convierte en vejez. Es la ley de la vida. Sin embargo, no toda persona llega a la edad dorada. Algunas se nos adelantan desde el embarazo, recién nacidos, en la niñez, la juventud o adultez temprana. Con el deterioro actual en muchas familias, el ajoro laboral al que nos hemos visto abocados, la vejez ha quedado relegada a un segundo, tercer o cuarto plano en nuestra sociedad. Los programas diseñados para protegerles van en deterioro y le roban a la vejez derechos y protecciones que necesitan.
Tristemente, uno de los motivos de oración más frecuentes en nuestra pastoral es la situación de la población de la edad dorada. Muchos están siendo abandonados en nuestra isla por familiares que parten en busca de un futuro mejor, dejando a sus viejos y viejas solos. Algunos son dejados en hospitales, otros en hogares de ancianos. El abandono está en aumento y es una realidad que afecta nuestras comunidades de fe y nos compete atender.
Bien nos vendría recordar a nuestros abuelos y abuelas, tíos y tías, tanto biológicos como los de la iglesia, quienes nos alcahueteaban, enseñaban y daban ejemplo y testimonio de la vida cristiana en medio de múltiples limitaciones. Aquellas generaciones que a punta de ventas de bacalaítos y alcapurrias, pasteles y guanimes, recaudaron fondos para construir muchos de los templos que todavía hoy son nuestros lugares de adoración. Recordemos aquellos matrimonios que celebraban sus aniversarios de oro (50 años) y llegaban incluso a los de diamante (65 años en adelante), pues tomaban en serio el compromiso matrimonial y mantenían la llama del amor ardiendo en medio de las dificultades y la escasez.
Aquella generación que sin educación formal aprendía de memoria la Biblia y los himnos, y salía a la calle a compartir el Evangelio en palabra y en acción. La vejez de ayer y la de hoy tienen mucho que enseñarnos a quienes ya estamos uniéndonos a ella y quienes vendrán. ¡Qué mantengamos corazones y mentes dispuestos a seguir aprendiendo, y que conservemos la frescura y vitalidad que la niñez y la juventud nos imparten!
Aceptemos el llamado a abrazar la población de la edad dorada con ternura, amor y gratitud, valorando sus contribuciones y cuidando de ellos tal como Jesús nos enseñó. Que como Iglesia, asumamos el desafío de integrar a todas las generaciones, asegurándonos de que cada persona, sin importar su edad, sienta que tiene un lugar en el Reino de Dios. Que, al final de nuestros días, podamos reflejar esa misma ternura y amor que ofrecimos a aquellos que nos precedieron.
Amémonos mutuamente y con ternura... en ello se encuentra la verdadera esencia del cuerpo de Cristo.
Los Reverendos Carlos Bonilla y Mayra Giovanetti son consultores regionales para discipulado en Iberoamérica y El Caribe a través de Ministerios Internacionales. Son ministros endosados, comisionados y ordenados por las Iglesias Bautistas de Puerto Rico. Poseen sus maestrías en artes en estudios teológicos y énfasis en estudios bíblicos del Seminario Teológico Bautista del Este de Pensilvania.
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