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Momentos vividos en Semana Santa

Por: Preministerial Prof. Eric Cordero

martes, 15 de abril de 2025


«Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Mas él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades; el castigo de nuestra paz fue sobre él,

y por su llaga fuimos nosotros curados». Isaías 53:4-5 (RV 1960).

 

La Semana Santa es el periodo separado por la Iglesia para conmemorar los últimos días del ministerio de nuestro Señor Jesucristo que comienza con su entrada triunfal y culmina el Domingo de Resurrección. Prefiero el concepto «Semana Santa». Lo santo es lo puro y lo limpio según las raíces hebreas y griegas del término. También se extiende a lo separado del pecado, lo recto y lo justo. Todos los días del cristiano son santos. Con todo, aprovechamos esta conmemoración para intensificar la proclamación del Santo Evangelio y el nivel especial de sensibilización y de atención que vive la sociedad en estos días.

 

El autor John MacArthur (2003) ubica en Martes Santo el pasaje que relata el cuestionamiento a la autoridad de Jesús por los principales sacerdotes y líderes de Jerusalén: «Sucedió un día, que enseñando al pueblo en el templo y anunciando el evangelio, llegaron los principales sacerdotes y los escribas con los ancianos, y le hablaron diciendo: Dinos: ¿con qué autoridad haces estas cosas? ¿o quién es el que te ha dado esta autoridad?» Lucas 20:1-2 (RVR 1960).


Sabemos el manejo que hizo Jesús a esta pregunta. Lo más que quiero enfocar es que en ese «primer Martes Santo» la autoridad nuestro Señor Jesucristo fue cuestionada. Vivimos en una época en la que parece emerger lo que el autor Juan Varela (2024) llama la sociedad gaseosa en la que todo es efímero, aparece y desaparece vertiginosamente y se cuestionan los principios y la autoridad.

 

El mensaje de esperanza para este Martes Santo es que nuestro Señor Jesucristo es el Todo Amoroso y Todopoderoso. En Juan 1:1 se nos afirma que «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios». Nos dice el mismo capítulo que a quienes creemos en su nombre nos da potestad de ser llamados hijos de Dios (Juan 1:12). Nuestro Señor nos declaró: «Por eso me ama mi Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mi mismo la pongo.


Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre» Juan 10:17-18 RVR 1960. En estos días conmemoramos la manifestación de humillación y de exaltación más prodigiosa de todos los tiempos (Filipenses 2:5-11) que nos brinda la oportunidad sin precio de la vida eterna.

 

Nuestro Señor Jesucristo declaró su poder sin segundo, como dice el himno clásico. Y lo cumplió en su muerte y en su resurrección. Fue el ejercicio de autoridad con amor sin comparación que dividió la historia.

 

En estos días de Semana Santa celebramos la redención y la salvación porque nuestro Señor Jesucristo tomó nuestro lugar y pagó nuestras culpas para que tengamos vida eterna si lo recibimos como Señor y Salvador personal y vivamos conforme a Su voluntad. Él llevo nuestros dolores y aflicciones para hacernos libres de toda dolencia tal como lo afirma Isaías. Este es el mensaje más importante e impactante que todo ser humano debe escuchar y al que debe responder. Por ello, la Semana Santa es nuestra gran oportunidad para intensificar nuestra intimidad con el Señor y para cumplir la Gran Comisión con gozo.

 

Son tiempos para que nuestras iglesias sigamos pidiendo visión y dirección del Señor para seguir proclamando el mensaje de redención en una sociedad en la que se han sacudido los fundamentos y en un mundo en el que reina la confusión.

 

Somos la sal de la tierra y la luz del mundo (Mateo 5:13-16). Son tiempos para vivir la redención y para afirmar la autoridad sempiterna de nuestro Señor, quien es el primero y el último, el principio y el fin. Son tiempos de proclamar buenas noticias de salvación, de esperanza, de posibilidad y de vida en contra de las corrientes fatalistas de este mundo. Es un mundo que el Señor amó de tal manera que dio a su Hijo único, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16).

 

Son los tiempos de reafirmar que la obra es de nuestro Señor Jesucristo, que suya es la gloria. Nosotros somos sus amigos (Juan 15:15) a quienes nos eligió para que vayamos y llevemos fruto, que nuestro fruto permanezca, que todo lo que pidamos al Padre en su nombre, nos lo dé. Mas nos manda, con su amorosa autoridad, a amarnos unos a otros (Juan 15:16).

 

Hoy Martes Santo, día en que fue cuestionada la autoridad de nuestro Señor Jesucristo debe servirnos para regocijarnos en que «Dios lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre»Filipenses 2:9-11 (RV1960). Es el más grande testimonio de autoridad redentora.

 

El profesor Eric Cordero es preministerial de la Primera Iglesia Bautista de Río Grande. Es el presidente del Ministerio de Adultos Mayores y tesorero de su iglesia. Actualmente es consultor empresarial de la compañía Intelligence Forecasting y profesor en NUC University.

 
 
 

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